En noviembre se cumplieron 150 años de la publicación en Londres de El origen de las especies, la obra en la que Charles Darwin sintetizó sus años de observaciones a bordo del Beagle y décadas más de trabajo, investigación y experimentos posteriores, libro que nos colocó en nuestro sitio en relación con el resto de los seres vivos y de la naturaleza.
El libro, escrito para ser leído por personas sin formación científica, agotó los 1.250 ejemplares de su primera edición en el mismo día que salió a la venta.
Pese a lo revolucionario de la idea que planteaba, la selección natural, que más tarde sería reformulada como la teoría de la evolución, base a su vez de la síntesis evolutiva moderna, apenas tardó un par de décadas en ser ampliamente aceptada por la comunidad científica.
Pero conviene no olvidar que aún hoy en día grupos como los creacionistas o los que defienden el diseño inteligente no solo la niegan sino que en algunos casos han conseguido incluso excluirla de los currículos educativos o se dedican a publicar ediciones lamentablemente comentadas del libro.
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